curso técnico auxiliar de biblioteca online

Les voya contar en este breve post algunos falsos tópicos y manidos prejuicios que aún hoy (¡¡¡ en pleno siglo XXI !!!) siguen recayendo sobre nosotros, los bibliotecarios (concretamente en los escalafones de Auxiliar y Técnico Auxiliar), y sobre lo que hacemos (y sobre lo que harán ustedes si todo sale bien)…

Bien es verdad que la biblioteca es una institución vinculada al desarrollo social, cultural y económico del mundo y del ser humano. Bien es verdad que ha habido y hay un comienzo y un después en cualquier ente dedicado al servicio social o de cualquier tipo inmerso en el devenir del planeta. Pero a veces, las cosas, cambian, evolucionan (casi siempre) y las concepciones teóricas de esas cosas, en cambio, a veces no lo hacen, y se estancan. Es decir, hemos pasado a 10 (hipoteticemos) y otros siguen pensando en el 2. Y es verdad que se estuvo en el 2.  Pero ahora estamos en el 10, lo otro es historia, sólo eso (¡Hablamos de bibliotecas, eh!)

Google y la biblioteca

Los bibliotecarios son una fuente inagotable de respuestas

Hubo un tiempo (no, no, no vamos a darles una clase magistral de historia de las bibliotecas, este breve post no es para eso, pero deben contextualizarse) en el que las bibliotecas eran lugares cuya naturaleza estribaba en custodiar documentos, salvaguardarlos del paso del tiempo, del uso indebido de los hombres, de los agentes de todo tipo que pudieran destruirlos. Se trataba, a fin de cuentas, y haciendo una mediocre analogía, de simples joyeros (continentes de joyas) que conservaban a éstas, sin más. A esas joyas poca utilidad se les daba excepto la de preservar el valor estético y cultural de lo que contenían, su valor intelectual y espiritual y a veces económico (ahora hablamos ya de documentos, no de collares o pendientes…). Pero nada más. Ni por asomo se cumplía un servicio de difusión de esos tesoros; el pueblo llano era un mero espectador, un mero desconocedor e, incluso, me atrevería a decir… un enemigo.

Pero eso, las bibliotecas fueron cambiando. Cualquier   institución     llamada     a     permanecer     y consolidarse en la sociedad ha de tener un marcado sentido de servicio a las personas, alguna utilidad social, por mínima que sea. Un museo, por ejemplo, que es lo más quieto, estético y con tendencias contemplativas que podamos imaginar, ya no se entendería, en casi ningún caso, actualmente, sin las personas que van a visitarlos. El arte mismo, en su esencia (y así lo afirman todos los estudiosos) no se concibe sin el espectador, sin el lector, sin el público, que es parte  integrante del proceso creativo.  En las bibliotecas pasa lo mismo.

Los gobernantes se fueron dando cuenta de que el verdadero sentido de tener almacenados cientos y cientos de documentos era, además de cuidar de ellos, difundirlos, hacérselos llegar a los ciudadanos. Por eso, usted, ustedes, si se convierten en bibliotecarios/as (Auxiliares o Técnicos en el caso de esta academia), no van a ser meros custodios de un fondo documental. No van a ser aplatanados y aburridos funcionarios. Usted va a tener que realizar un montón de funciones, entre ellas, por ejemplo, va a tener que realizar una intensa y responsable labor de atención al usuario, de informador, de asesor. ¿Sorprendido/a? Pues así es.

Enrique Navas Benito / Academia Auxiliar de Biblioteca

 

 

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