Acostumbrada a las contradicciones, Sevilla presenta una realmente curiosa que tiene que ver con el mundo que se escapa de la realidad tangible: los magos de la ciudad tienen su punto de referencia en una iglesia. Concretamente en uno de los templos que quedaron desacralizados en 1868, Santa Lucía, en el barrio de San Julián. La patrona de la vista junto al arte del «visto y no visto».
Una de las salas de lectura de Santa Lucía

Esta obra arquitectónica gótico-mudéjar del siglo XIV, donde se fundó la hermandad de los Panaderos, es el simbólico lugar escogido por el Círculo Mágico de Sevilla como centro neurálgico de su actividad en la ciudad y espacio para recopilar su fondo.
Esta entidad se reconstituyó oficialmente en 1991 tras unas décadas de encuentros más informales a partir del germen de los años 50 en la trastienda de un bar de la calle Lumbreras. Se fundó, de hecho, en 1946. A menudo se realizaban eventos y actuaciones benéficas para la ciudad culminando con la organización del Congreso Nacional de Magia de 1959 en el que obtuviera el maestro Arturo de Ascanio su Gran Premio. En aquel local junto a la Alameda de Hércules, en la trasera del bar, tuvieron una primera instalación los magos sevillanos y allí mismo empezó a crecer un interesante fondo bibliográfico de esta sociedad, aunque la inundación del Tamarguillo acabó con buena parte de ellos. Los libros que se salvaron fueron custodiados en las casas de cada uno de los ilusionistas hasta que se reconstituyera ya en ese año 91 la sociedad Círculo Mágico de Sevilla en el pub Magia y Música. Después de muchos años de nomadismo, quedaban aglutinados y organizados los ilusionistas de la capital hispalense.

En principio, con los fondos que se habían logrado preservar y nuevas adquisiciones se creó otro nuevo en el centro cívico Tejar del Mellizo, en Los Remedios, donde los magos ya asociados oficialmente se reunían una vez por semana. Pero se mantenía la preocupación por la escasa protección de los libros en el centro cívico y la sociedad comenzó a buscar un lugar más adecuado y donde, además, los fondos fueran más accesibles. De esa manera se llegó a señalar un templo con enorme valor simbólico y donde había desaparecido el culto: Santa Lucía. Esta iglesia desacralizada es titularidad de la Junta de Andalucía y desde 2012 alberga el Centro de Documentación de las Artes Escénicas de Andalucía. Ese mismo año, la asociación de magos firmó un convenio, de carácter renovable, con el ejecutivo regional para usar las instalaciones durante 30 años.

Aportaciones constantes

El acuerdo con la administración andaluza fue sencillo y la asociación de ilusionistas trasladó todos sus fondos al templo. Desde entonces, el archivo mágico de Santa Lucía no ha parado de crecer con aportaciones constantes del Círculo Mágico y de la propia Junta de Andalucía. Esta biblioteca está abierta al público y es el fondo sobre ilusionismo más importante de la comunidad autónoma y el tercero de España tras la Fundación March y el propio archivo de la Biblioteca Nacional. Eso en cuanto a los libros, ámbito donde puede encontrarse desde obras sobre hipnotismo hasta otras de mentalismo o fantasmas, porque en materia videográfica es el mayor fondo de toda España. Las donaciones privadas también van nutriendo el Fondo Andaluz de Ilusionismo; la última, de la Editorial Frakson que acaba de donar todos los libros y videos de su catálogo.
El espacio de referencia de los magos sevillanos no puede resultar más sugerente. Por su estética gótica y sus lámparas en forma de velas flotantes colgadas del techo, la nave central de Santa Lucía recuerda al salón principal de la Escuela Hogwards de la saga Harry Potter de J. K. Rowling. La reciente restauración lo ha transformado en un lugar idóneo para el estudio de la magia por su tranquilidad, su equipamiento y comodidades (servicio del personal, wifi, conexión eléctrica, mesas de estudio, zona de videovisionado, aire acondicionado, etc.). No resulta demasiado complicado encontrarse junto a las estanterías de Santa Lucía a algún mago practicando sus ejercicios en las mesas de la biblioteca y también a otros profesionales del mundo del teatro que consultan estos libros en busca de trucos o técnicas diversas que les ayuden a completar con giros sorprendentes sus espectáculos.

Uno de los responsables del Círculo Mágico de Sevilla, Javier Benítez, explica a ABC que el acuerdo con la Junta «es muy beneficioso, pues el lugar es perfecto para lo que necesitamos y lis libros están perfectamente custodiados por profesionales». De hecho, recuerda que «no sólo se trata de una biblioteca sino que más bien estamos ante una importante mediateca, ya que aquí se encuentra el mayor fondo nacional de vídeos de este tema. Además, es un fondo vivo, que se va nutriendo cada año con 40 ó 50 volúmenes nuevos que lo van enriqueciendo». Benítez apunta que el Círculo Mágico, que actualmente preside Francisco Rodas, tiene en estos momentos la idea de «dar mayor difusión a sus actividades e intentar enganchar a gente joven a la que pueda interesarle la magia, que es una actividad muy productiva para el desarrollo personal, especialmente para gente más tímida». En Santa Lucía tienen su espacio ideal.