Noticia: Una biblioteca a prueba de bombas guardará las claves de la humanidad

En Svalbard, una gélida y remota isla entre Noruega y el Polo Norte, existe una gran bóveda que guarda casi un millón de muestras de semillas de cultivo por si estalla una guerra nuclear o sucede una destructiva catástrofe mundial. A esa singular instalación, que pretende asegurar alimentos ante un posible apocalipsis, se acaba de unir una magnífica segunda bóveda. En la misma montaña, a prueba de bombas y de terremotos, se ha levantado esta vez una biblioteca para almacenar los libros, documentos y archivos con la información más significativa del planeta.

Conocida como World Artic Archive, la construcción -que se ubica muy cerca de la de semillas- se ha instalado en una mina abandonada en el permafrost del Ártico. Con las temperaturas siempre constantes a bajo cero, se garantiza una preservación durante por lo menos el próximo milenio. En el caso de que la devastación fuera por una guerra nuclear, se calcula que unos 500 años.

«Creemos que podemos guardar los datos utilizando nuestra tecnología durante un total de 1.000 años», aseguró Katrine Loen Thomsen, de la compañía Piql que ha diseñado el sistema.

En la isla de Svalbard, una zona desmilitarizada que los países del mundo se han comprometido a no ocupar ni asentar bases, los documentos se graban en películas fotosensibles. Aunque el sistema pueda parecer anticuado, ya que es analógico y no digital y sería como «tener datos tallados en una piedra», los responsables afirman que es más seguro que almacenarlos online, donde se corre el riesgo de ataques cibernéticos y de hackers.

La bóveda «del juicio final» está abierta a todos los países y empresas del mundo que puedan pagar el lujo de querer proteger así su información. Por ejemplo, Brasil ya ha enviado documentos como su Constitución, y México, algunos del período Inca.

Si el fin del mundo llega, siempre quedarán las semillas y una biblioteca gigante indemnes.

Noticia e imagen extraída de la web de PlayGround