El término Ex Libris, etimológicamente, procede del latín y significa «que viene de entre los libros». En bibliotecas, un Ex Libris es el sello o etiqueta que se estampa o adhiere a los documentos (normalmente libros) para identificar al dueño (una persona física o jurídica o la biblioteca misma)…

Se viene usando desde que el libro es libro, con la intención de designar a su propietario, y con el tiempo ha ido adquiriendo un carácter artístico y muy  creativo, independizándose de su uso práctico y convirtiéndose casi en una reliquia, creando asociaciones, creadores de ex libris, colecciones, etc. Existe la colección EX LIBRIS de la Biblioteca Nacional de España, que es una colección precisamente de EX LIBRIS significativos y adquiridos casi en su totalidad de coleccionistas privados. Hay un catálogo disponible en la Web de la BNE y una breve historia en su blog: «Este libro es mío» o Historia mínima del ex libris.

El Diccionario de la Lengua de la Real Academia define a los ex libris como la “cédula que se pega al reverso de la tapa de los libros en la cual consta el nombre del dueño o el de la biblioteca a la que pertenece el libro”. Algunos autores extienden la denominación de ex libris a aquellas marcas que forman parte integrante del libro: desde los super-libris, generalmente escudos o monogramas, que se estampaban ricamente dorados sobre las encuadernaciones de los libros antiguos, las marcas del impresor y las filigranas del papel, hasta los pequeños sellos, utilizados sobre todo en bibliotecas públicas. Pero el ex libris considerado “artístico” es ese trozo de papel, de formato generalmente rectangular, donde se graba, para después adherirlo al libro, desde un sencillo monograma hasta las más acabadas composiciones.

La Biblioteca Nacional y los Ex Libris

La Biblioteca Nacional, que poseía una pequeña representación de ex libris, adquirió en 1968 y 1969 las colecciones formadas por sus propietarios los señores Porter y Concepción Montsalvatje de Barcelona y Sáenz Fernández Casariego de Madrid y en 1977 la de Concepción Careaga. Entre las tres forman un conjunto excepcional por la calidad y cantidad de sus obras, unas, de artistas españoles pero la mayoría, de grabadores extranjeros que se dedicaron a este campo del arte. En esta colección hay obras de excelentes grabadores del siglo XIX y principios del siglo XX. Así mismo conviene destacar la diversidad de los procedimientos de estampación en ellos empleados y la variedad de los temas tratados.

En 1989 se publicó el Catálogo de los Ex libris de Bibliotecas Españolas en la Biblioteca Nacional entre los que hay obras de excelentes grabadores del siglo XIX y principios del XX.

Entre los principales temas tratados en los ex libris de bibliotecas españolas figuran los cervantinos y en especial los que representan escenas del Quijote, de animales, heráldicos, humorísticos, infantiles, macabros, médicos y religiosos, estos últimos divididos en temas marianos y de santos.

De la colección de ex libris de la Biblioteca Nacional destacan por su interés histórico los pertenecientes a la Casa Real de España. Una pieza importantísima es el ex libris grabado por Goya para Jovellanos. Pero además entre los artistas españoles que se dedican a los ex libris hay importantes pintores, grabadores y dibujantes como Lorenzo Brunet, Alejandro Cardunets, Ramón Casals y Vernís, Cayetano Cornet, Joaquín Diéguez, D’Ivori, Joaquín Folch, Luis García Falgás, Juan García-Junceda, Antonio Ollé Pinel, Ricardo Opisso, Joaquín Pla Dalmau, Alejandro de Riquer, Ismael Smith, José Triadó etc.

Texto extraído de los temarios de esta academia

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